Cualquier tiempo pasado no fue mejor
Marketing digital frente a marketing tradicional
Para las personas que no somos expertas en el tema del marketing, esta palabra suena a “moderna”. No me imagino a mi madre diciéndole a mi abuela que quería estudiar “marketing”. Ella era más bien de “mecanografía” o de escribir albaranes y facturas de esos que se redactaban con triple copia con aquel papel carbón que ensuciaba lo que no estaba escrito (en este caso “lo que estaba escrito”). Algún día se descubrirá que este método lo cargaba el diablo.
Ahora bien, lo que está claro es que el marketing digital difiere muchísimo del llamado marketing tradicional. No se vende ahora como se vendía antes. De hecho, las grandes empresas disponen de departamentos que se encargan de estrategias de tipo digital, abandonando las más tradicionales. Nos podríamos preguntar el porqué de que se haya optado por este cambio y las respuestas aparecerían de forma diáfana.
Sus diferencias…
- Con el marketing digital podemos calcular y saber exactamente, gracias a que todo queda automáticamente registrado, cuánto dinero estamos produciendo. Con el marketing tradicional no sabremos si aquel producto ha llegado a más o menos personas y si estas han decidido comprarlo o acceder a un determinado servicio.
- Gracias al marketing digital el producto o servicio se encuentra disponible a todas horas y desde cualquier dispositivo. Si me apetece levantarme a las 4 de la mañana para consultar el precio de unas salchichas de tofu, Internet siempre se mantendrá despierto para saciar mi curiosidad. Sin embargo, he descubierto que el anuncio de la charcutería de mi tía Enriqueta solo lo pasan por la tele local a las nueve de la noche y luego ya nadie se acuerda de él. Todo anuncio que sale por la televisión, la radio o por la publicidad impresa goza de la condición de ser efímero.
- La sobrexplotación de anuncios al ver televisión, escuchar la radio o leer el periódico provoca una saturación que provoca desinterés en el espectador, oyente o lector. Con el marketing digital, esos anuncios van dirigidos a un tipo de compradores potenciales que, después de considerar que ese producto conseguirá llenar de felicidad su vida, lo comprarán con un solo “clic”.
La comunicación y la economía…
- Con el marketing tradicional no conseguimos feedback por parte del comprador. No pasa lo mismo con el digital, que permite conocer la opinión de los clientes casi inmediatamente, ya sea a través de comentarios en la web, en redes sociales, correos electrónicos, etc. Esta retroalimentación, ya sea positiva o negativa, se reducía en el tradicional a un número de teléfono con el que ponerte en contacto con el vendedor. Siempre es más divertido oír la opinión de los haters que desmontan un producto vociferando a los cuatro vientos que “Este producto es una estafa”, “No lo volveré a comprar jamás”, “Horrible” o insultos varios, siempre desde un espíritu creativo y constructivo, por supuesto.
- Otra de las grandes ventajas del marketing digital es el tema económico. El digital es mucho menos costoso que el tradicional. No hay que gastar grandes montones de dinero en publicidad, lo cual provoca que pequeñas y medianas empresas encuentren en él una forma de poder publicitar sus productos o servicios. Cierto es que este marketing, frente al tradicional, puede requerir más tiempo; no obstante, ciertas herramientas pueden hacer más fácil la gestión de redes sociales, cuentas, empresas, etc.
Cuando Jorge Manrique afirmaba en sus Coplas a la muerte de mi padre que “Cualquier tiempo pasado fue mejor” no pensaba en el marketing digital, está claro. Debo decirle a mi tía Enriqueta que me deje crearle un anuncio en Facebook o en Instagram, porque, aunque sus clientes quizás no tengan cuenta, quizás atrae a algún instagramer a comprar un kilo de lenguado.